"En un lugar no muy lejano, sino cercano hay una Wawaqutu, que teje historias con palabras fértiles, con pulsiones suaves. Un remedio capaz de reparar y recuperar cualquier ilusión perdida. Prepárate para descubrir lo inesperado en tu corazón. Presta atención y escucha con el oído del alma… Había una vez...”

domingo, 4 de julio de 2010

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LA JOVENCITA


El algarrobo se inclina como una nube verde

sobre la única bodega del pueblo.

Detrás del mostrador humilde

una grácil jovencita lleva nuestra mirada

a un tiempo sin malicia.


Tiene el cabello recortado

como un muchachito travieso. El próximo año

tendrá la cabellera larga. El cuerpo

sobrecoge de tan puntual y prolijo: cumplirá

con el crecimiento de cada uno de sus cabellos

y hará sonar una música

menos inocente.


Mientras tanto, ella guarda sus negros mechones

en un frasco de vidrio

junto a los caramelos y gomas de menta.

Eso es siniestro, pequeña.

Tú, tan vivaz, hija

del solcito que venimos a buscar,

no deberás guardar nada muerto. No es justo

para los que ahora te miramos

como aguita de yerba para el desasosiego.


José Watanabe "La Piedra Alada".

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