FELIZ DÍA DEL MAESTRO
En Perú, el 6 de julio de cada año se celebra el Día del Maestro y como nosotras también tenemos uno, les compartimos un cuento clásico del nuestro maestro, Francois Vallaeys.
Cuento sacado de una presentación en vivo.
En Perú, el 6 de julio de cada año se celebra el Día del Maestro y como nosotras también tenemos uno, les compartimos un cuento clásico del nuestro maestro, Francois Vallaeys.
Cuento sacado de una presentación en vivo.
Había una vez una caca de vaca, Linda la caquita! Lindaaaa!!!
Toda recién nacida, redondita, líquida con mucho humo, como una linda torta recién salida del horno, con pedacitos verdes y marrones mmmm, y ese olor del campo mmmm, ecológico, orgánico, qué delicia, qué delicia mama mía!
Pero a pesar de ser una caca muy hermosa, esa caca tenía problemas... problemas grandes de orden metafísico, de orden filosófico. Y es que la vida de una caca de vaca es breve. Comienza secándose por los bordes y se encoge, se encoge; y se recontra encoge y cuando el centro de la caca, o sea el corazón de la caca está seco, pum! Se acabó la caca... capup!
Así que consciente de su muerte cercana, una caca de vaca va de frente a los problemas esenciales de la vida que son: Quién soy, De dónde vengo, A donde voy?
Y sobre todo había una pregunta trascendental para la caquita y era: ¿Quién es mi mama?
Caquita, caca de vaca... caca plum.
¿Quién soy, de dónde vengo a donde voy?
Y quién es mi mamá?
¿Quién soy, de dónde vengo a donde voy?
Y quién es mi mamá?
Caquita, caca de vaca... caca plum
Caquita, caca de vaca... caca plum....
Y porque caca se sabía, pero no de vaca... así reflexionaba y reflexionaba, y más reflexionaba, más humo salía de ella. Y claro, caquita había probado de todo: estudios de antropología, sociología, filosofía en las grandes universidades del país, también había probado la meditación trascendental, había probado la visualización de imágenes positivas; pero nada de eso funcionaba y se lamentaba y se lamentaba... Así que fue donde el psicoanalista y ahí regresó a su infancia, a los sueños de infante... el parto y su primer momento de vida y hummm... cuál podría ser el primer grito de vida de una bebé caca de vaca? (pussssshhhh)... oh, ella no sabía, no sabía cómo sería.
Y se dijo, no, no es así: “para contestar a las grandes interrogantes de la vida, hay que ir a ver la vida” Así que como el campo estaba todo inclinado y como caca estaba jovencita, toda liquida, y toda llena de vida; caca comenzó a deslizarse y deslizarse hasta encontrarse cara a caca con una flor.
La flor toda linda con pétalos por todos lados como los dreps de un rastaman y justamente esa flor tenía su guitarra eléctrica y cantaba:
(Bob Marley & The Wailers vengan por favor con su melodía de “No woman no cry”)
No, caca, no cry;
No, caca, no cry;
No, caca, no cry;
why no caquita?
No, caca, no cry.
Oh caquita, qué haces por acá?
Por qué te vas tan apurada?
Oh caquita ven a bacilar...
Vamo a tocar buena músicaaaaa,
mi caquita.
Ya verás que vas a estar bien .
Ya verás que sonarás bien.
Ya verás que bailarás bien.
Ya verás que cantarás bien.
Oh no, te agradezco, pero
cómo crees que yo quiero tocar música?
Con todo mi amor, con todo mi corazón
si no sé quién soy y no sé por qué estoy
en la tierra?
Así que te agradeceré que me digas
quién es mi mamá...
Y tu mamá es una vaca,
y tu mamá es una vaca,
y tu mamá es una vaca...
Una vaca, Oh gracias florcita! Ya tengo la primera respuesta a mi pregunta.
Y caquita siguió su camino, arrastrándose y arrastrándose y llegó a un inmenso precipicio, muy hondo y ahora sí, o me quedo tranquila en mi campo y nunca podré responder a las interrogantes de mi vida o salto, y vamos a ver qué pasa.... qué hago? Qué hago? Ayayay! Ya pues... Y caquita saltó.
Y cayó sobre bolsas vacías de Chizitos y luego sobre latas de leche Gloria, envases de gelatina royal, cáscaras de huevo y plátano y otras cositas más: shas shas shas y shas... caquita siguio viva, fuerte la caquita!
Y delante de caquita se extiende un inmenso desierto lleno de rocas, todo caluroso, con un sol muy caliente y caquita sintió miedo, pues se seca rápido, uy! Pero no importa, tiene que responder a las grandes interrogantes de su vida. Caquita podría secarse rápido, pero caquita sigue adelante y se arrastra en el desierto y el sol la va secando y pedacitos de ella se van desprendiendo paf paf paf, pero caquita sigue firme y en el medio del desierto, se encuentra con una columna de hormigas rojas que se están preparando para pasar la noche.
Las hormigas rojas sienten simpatía por caquita y la invitan a tomar el té de menta y el te dementa era rico para la caquita, le encanta! Y a caquita le encanta las hormigas y las hormigas encantan a caquita. Y las hormigas le dicen:
“Ven con nosotras caquita, vamos a buscar la sal en el desierto para venderla en la costa. Si tu vienes también vas a ganar muuuuucho billete y te comprarás una casa graaaande y tendrás una mujer árabe, una mujer físicamente inteligente”
Pero caquita rechazó gentilmente la propuesta de sus amigas las hormigas, diciendo que no, que no podría aprovechar de las riquezas y el poder si no sabe quién es y su preocupación era saber dónde podría encontrar a una vaca.
Una vaca?
Oh las vacas se encuentran al otro lado del desierto, en la huerta de Don Raul. El paraíso financiero de todas las vacas, ahí podrás encontrar a la crema y nata de todas las vacas.
Gracias hormigas! Ahora tengo mi segunda respuesta yeeeeeeeehhhh!
Y caquita siguió su camino en el desierto, arrastrándose y arrastrándose llegó a la huerta de Don Raul, el paraíso prometido. Y hummmm la hierba fresca era riiiiica para la caquita hummmm. Y de pronto, encima de ella apareció una mosca, saben de esas moscas gordas, verdes y sonoras.
La mosca miró a la caquita y caquita miró a la mosca y pum! Ahi hubo un click y la mosca cayó perdidamente enamorada de la caquita.
Oh! mi caquita, qué linda eres! Qué hermosa eres!
Con tus pedacitos verdes, tus pedacitos marrones,
Sé mía caquita, sé mía mi caquita y hazme tuya...
Ya verás Tendremos muchos hijitos...
Y yo pondré mis huevitos en tus huequitos
y con tu calorcito vamos a tener un montón de mosquitas.
Y como los niños tienen que trabajar para sus papis,
Tendremos una casita en el campo, plata en el banco
y una AFP para la jubilación.
Qué te parece mi caquita pechocha?
Cásate conmigo
Muak muak muak
No, gracias mosquita, pero, cómo crees que yo podría amarte y amar a nuestros niños como yo debo si no sé quién soy, ni por qué estoy en esta tierra. Así que te pediré que me digas por favor mosquita, cómo es una vaca?
Una vaca? Oh, una vaca es un animal enorme, con patas enormes, un vientre enorme y una cola detrás que da cachetadas a todas las moscas. Buaaaaaaa buaaaaa, adiós mi caquita, adiós!
Adiós mosquita!
(Y entra Eros Ramazzoti con la tonadita de “Otra como tú”)
No puede haber
¿Dónde la encontraría?
Otra caca igual que tú.
buaaaaa
Y la mosca se fue a ver su telenovela y caquita continuó su camino arrastrándose y arrastrándose. Y de pronto se encuentra con un animal grande, con cuatro patas, un vientre grande y no hay duda de que debe ser una vaca.
Mamá, mamá, oh al fin te he encontrado, oh mi mamá. Buenos días mamá!
Guau guau!
Guau guau! Grrrrr
No soy vaca guau! Soy el perro de Don Raul y yo no hago cacas como tú. Yo hago caquitas redonditas, bien duritas y bonitas... asi que vete de acá o te como!
Y caquita siguió tristemente arrastrándose y arrastrándose en el campo cuando de pronto wuaaaaaauuuu vió un animal diez veces mucho más grande que el perro, que tenía cuatro patas que parecían columnas de catedral y con un vientre enorme de color blanco y negro que parecía la vía láctea y tenía una cola detrás que daba cachetadas a todas las moscas.
Señora, buenas! Usted no sería por si acaso una vaca?
Por suuuuupuuuuuuuesto que soy una vaca muuuuuuu
Caquita, conmovida hasta las lágrimas y emocionada a más no gritó: Mamá, mamá mamá!!!!
Soy yo, caquita, tu hija
MI hija? Pero si tu no eres hija mía. Mira, mira esas vaquitas bebés que están en el campo. Ellas sí que son mis hijas. Y tú, tú no eres nada, tu no eres nada mas que una MIERDAAAA!
Pueden imaginar el dolor profundo de caquita? Pueden imaginar la frustración y tribulación enorme de caquita después de haber cruzado valerosamente el desierto a riesgo de secarse bajo el sol, después de haber rechazado la invitación a cantar con la flor rasta; después de haber rechazado el dinero y poder que le ofrecieron las hormigas árabes; después de haber rechazado el amor candoroso de la mosca? Se imaginan la soledad y angustia de caquita de saberse simplemente mierda?
Pobre caquita, pasar todo eso por buscar a su mamá para luego escuchar esas palabras de su propia madre? Oh, fue demasiado difícil para caquita soportar eso y caquita comenzó a llorar y llorar todas las lagrimas del mundo a esperar la muerte, ya no le quedaba nada más en este mundo más que esperar.
Pero justo antes de morir, caquita sintió algo debajo de su piel, algo que crecía y crecía y de pronto, rompió su piel. Y eran dos hermosos champiñones blancos abriéndose al sol de la madrugada. Oh, eran bellísimos. Y los champiñones miraron a caquita y le dijeron: “buenos días mamá” Ah? Pero no, yo no puedo ser su madre si yo tan solo soy una caca de vaca nomás. Yo no puedo ser su madre.
Pero cómo que no puedes ser nuestra mamá? Gracias a ti hemos nacido, gracias a ti crece la hierba, gracias a ti crecen las flores, los cereales, el pasto, los árboles!!!
Oh, y en ese momento caquita lo supo. Supo el sentido de su vida, lo sintió en su corazón y caquita pudo morir feliz de saber quién era y porqué estaba en esta tierra.
Y yo, cada vez que cuento este cuento, se lo dedico a todas esas personas a quienes les han dicho su familia, sus amigos o en su trabajo que eran unos don nadie, que no valían nada. Porque la moraleja de mi historia es que inclusive una caca de vaca no solamente es mierda!"
Ilustración de NIÑO FAROLILLO (David Belando)
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