¡Federico, Federico era un demonio de chico!
A los bichos, por las malas, les arrancaba las alas.
Mataba pájaros, gatos,
destrozaba sillas, platos;
y su maldad era tanta
que azotó a su nana, Marta.
Mataba pájaros, gatos,
destrozaba sillas, platos;
y su maldad era tanta
que azotó a su nana, Marta.
En la fuente, con afán,
El can, en cambio, se harta
de salchichas y de tarta.
Y antes de seguir camino,
se merienda un buen tocino,
y vigila bien la fusta,
porque el palo no le gusta.
saciaba su sed un can.
Federico, el muy malvado,
lo sorprende descuidado
y, sin pensárselo mucho,
azota al infeliz chucho.
y, sin pensárselo mucho,
azota al infeliz chucho.
El perro gime y, arisco,
responde con un mordisco.
Federico, el imprudente;
grita y llora amargamente,
hasta que el perro se asusta
y se larga con la fusta.
Federico queda en cama
gime, llora y se desgarra.
Viene el doctor y lo examina:
"pociones amargas", su medicina.
responde con un mordisco.
Federico, el imprudente;
grita y llora amargamente,
hasta que el perro se asusta
y se larga con la fusta.
Federico queda en cama
gime, llora y se desgarra.
Viene el doctor y lo examina:
"pociones amargas", su medicina.
El can, en cambio, se harta
de salchichas y de tarta.
Y antes de seguir camino,
se merienda un buen tocino,
y vigila bien la fusta,
porque el palo no le gusta.
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