Descubran la historia de la niña Catalina en esta canción tradicional infántil española, escrita por momentos con juego de palabras, canción distinta, particular, osada y reveladora.
En Cádiz vive una ni,
en Cádiz vive una ni,
que Catalina se llama,
que Catalina se llama.
Su padre era un perro mo,
su madre una renegada.
Todas las horas del di,
su padre la castigaba.
Con un mimbre retorci,
y una soga bien doblada.
La mandó hacer una rue,
de cuchillos y navajas,
y matar a Catali,
antes hoy, que no mañana.
La rueda ya estaba he,
Catalina arrodillada.
Descendió un ángel del cie,
con su corona y su palma.
—Sube, sube, Catali,
que el Rey del cielo te llama.
—Qué me querrá el Rey del cie,
que tan de prisa me llama.
Me querrá ajustar las cuen,
de la mi vida pasada.
La vida será muy bue,
las cuentas serán muy malas.
La niña como es devo,
tres rosarios reza al día,
el uno por la mañá,
el otro cuando podía,
y el otro a la media no,
mientras sus padres dormían.
—Qué haces ahí doncellí,
tan sola y sin compañía.
—Qué tengo de hacer señó,
rezar un Ave María.
—Rézala pues doncelli,
que soy tu Virgen querida.
—Levántese padre mí,
levante con alegría,
que en estos palacios rea,
está la Virgen María.
Que me tengo que ir con Él,
antes de rayar el día,
—Si tú te vas hija mí,
te maldeciré hija mía.
Al oír esto la Vir,
de la mano la cogía,
la subió por un cami,
en donde una ermita había,
y en ella la dejó so,
a que pasara la vida,
un día bajó la Vir,
y le dijo si quería,
si se quería casar,
que muy bien la casaría.
—Yo casarme no señó,
que en la tierra yo podía.
—Que si quería diné,
que dinero te daría.
—Yo dinero no señó,
que mi buen padre tenía.
—Que si quería ser mon,
que monja me metería.
—Yo monjita si señó,
como usté Virgen María.
Sábado la metió mon,
y domingo se moría.
El Arcángel San Gabriel,
tocaba la campanilla.
en Cádiz vive una ni,
que Catalina se llama,
que Catalina se llama.
Su padre era un perro mo,
su madre una renegada.
Todas las horas del di,
su padre la castigaba.
Con un mimbre retorci,
y una soga bien doblada.
La mandó hacer una rue,
de cuchillos y navajas,
y matar a Catali,
antes hoy, que no mañana.
La rueda ya estaba he,
Catalina arrodillada.
Descendió un ángel del cie,
con su corona y su palma.
—Sube, sube, Catali,
que el Rey del cielo te llama.
—Qué me querrá el Rey del cie,
que tan de prisa me llama.
Me querrá ajustar las cuen,
de la mi vida pasada.
La vida será muy bue,
las cuentas serán muy malas.
La niña como es devo,
tres rosarios reza al día,
el uno por la mañá,
el otro cuando podía,
y el otro a la media no,
mientras sus padres dormían.
—Qué haces ahí doncellí,
tan sola y sin compañía.
—Qué tengo de hacer señó,
rezar un Ave María.
—Rézala pues doncelli,
que soy tu Virgen querida.
—Levántese padre mí,
levante con alegría,
que en estos palacios rea,
está la Virgen María.
Que me tengo que ir con Él,
antes de rayar el día,
—Si tú te vas hija mí,
te maldeciré hija mía.
Al oír esto la Vir,
de la mano la cogía,
la subió por un cami,
en donde una ermita había,
y en ella la dejó so,
a que pasara la vida,
un día bajó la Vir,
y le dijo si quería,
si se quería casar,
que muy bien la casaría.
—Yo casarme no señó,
que en la tierra yo podía.
—Que si quería diné,
que dinero te daría.
—Yo dinero no señó,
que mi buen padre tenía.
—Que si quería ser mon,
que monja me metería.
—Yo monjita si señó,
como usté Virgen María.
Sábado la metió mon,
y domingo se moría.
El Arcángel San Gabriel,
tocaba la campanilla.
Texto recopilado por Graciela Repún
La ilustración es de Zime
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