"En un lugar no muy lejano, sino cercano hay una Wawaqutu, que teje historias con palabras fértiles, con pulsiones suaves. Un remedio capaz de reparar y recuperar cualquier ilusión perdida. Prepárate para descubrir lo inesperado en tu corazón. Presta atención y escucha con el oído del alma… Había una vez...”

jueves, 25 de marzo de 2010

WAWAQUTU CONTARÁ EN SED



SED… conéctate con el agua

SED es un proyecto artístico que promueve la cultura del agua: una reconexión con la naturaleza para preservar el agua en el mundo y vivir en un mundo de mayor armonía.

SED presentará una creación escénica (danza, hip-hop, movimiento, circo) y una instalación con dibujos, pinturas, cartas y esculturas en la semana del día mundial del agua, el 26 de marzo en el Anfiteatro del Parque de la Exposición a las 6:00 p.m.

200 participantes de 20 grupos* de Lima y el interior del país son los creadores de este único espectáculo donde la música ha sido compuesta a base de piedras y agua y los elementos escénicos están hechos del reciclaje.



LA LLORONA

Había una vez en un tiempo muy lejano o muy cercano, un rico hidalgo dueño de una majestuosa fábrica que se encontraba río abajo.

Este rico hidalgo cortejaba a todas las damicelas del pueblo, hasta que de pronto se enamoró de una pobre y hermosa mujer. Ella no le daba bola, pero después de tanta galantería:aceptó y se casaron.

Ella salió embarazada, pero algó falló. Un día en que tenía mucha SED y estaba en el río, bebió un poco de su agua. Le gustó tanto, que cada vez que estaba cerca al río, bebía. El problema surgió al dar a luz. Tuvo gemelos y ambos nacieron ciegos, con los dedos palmeados porque el hidalgo a espaldas de su mujer había envenenado el rio con los desechos de su fábrica.

El hidalgo le dijo a la Llorona que no la quería ni a ella, ni a sus hijos y se casó con una mujer muy rica, a la que le encantaban los productos de su fábrica. La Llorona, en un ataque de crisis, arrojó a los niños al río para que no tuvieran que sufrir las penalidades de la vida. Inmediatamente, cayó después muerta de pena.

El alma de la Llorona se fue al cielo, pero San Pedro le dijo que no podía entrar a menos que no regresase con las almas de sus hijos. Desde allí, la Llorona busca incesantemente a sus hijos en el río contaminado, pero apenas puede ver algo, pues el agua está muy sucia y oscura.

Ahora su espíritu recorre el fondo del río con sus largos dedos y ella, vaga por las orillas del río llamando sin parar a sus hijos.

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