"En un lugar no muy lejano, sino cercano hay una Wawaqutu, que teje historias con palabras fértiles, con pulsiones suaves. Un remedio capaz de reparar y recuperar cualquier ilusión perdida. Prepárate para descubrir lo inesperado en tu corazón. Presta atención y escucha con el oído del alma… Había una vez...”

lunes, 31 de mayo de 2010

FESTIVAL DE LA BIODIVERSIDAD

El 2010 es el AÑO INTERNACIONAL DE LA BIODIVERSIDAD y para celebrar esto el Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado SERNANP, Hoy 31 de mayo realizará el FESTIVAL de la BIODIVERSIDAD en el Auditorio Principal de la la Universidad Nacional Agraria, la Molina. Wawaqutu Cuenta Cuentos va participar y compartirá con los niños de diferentes colegios sus cuentos para la protección del medio ambiente, aquí les dejamos el afiche para ver si son parte de esta alegre y divertida experiencia.

sábado, 29 de mayo de 2010

PEDRO MELENAS

Había una vez un medico alemán llamado Heinrich Hoffman que estaba buscando un libro de cuentos para regalarle a su hijo en la navidad de 1844, y no le gusto ninguno por que lo que buscaba era un libro de cuentos que le enseñe a su hijo lecciones de vida pero que no sean tan explicitas las moralejas, así que cansado de tanto buscar, agarro su cuaderno y se puso a escribir poemas para niños, su trabajo fue mágico por que creo un personaje llamado Pedro Melenas que es un niño malcriado y que tiene muchos vicios pero que al final recibe su castigo. aquí un poquito de este personaje.


¡Aquí está, nenes y nenas,

vean bien a Pedro Melenas!

Por no cortarse las uñas

le crecieron diez pezuñas,

y hace más de un año entero

que no ha visto al peluquero.

¡Qué horroroso! -¡Uy, qué miedo

¡Encontrármelo, no quiero!

jueves, 27 de mayo de 2010

DÍA DEL IDIOMA NATIVO EN PERÚ


Un día como hoy 27 de mayo de 1975, bajo un decreto ley establecido por el General Juan Velasco Alvarado, se elevó al Quechua como idioma oficial del Perú, teniendo esta, las mismas condiciones que el Castellano. Es muy triste saber que en febrero del 2009, Se consideró al quechua y al aimara, dos lenguas oficiales de nuestro país, por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco ) dentro de los 2.500 idiomas que se encuentran en peligro, de un total de 6.000 existentes en todo el mundo.

Es por eso que hoy nos unimos a tratar de difundir un poquito de nuestro Quechua, les compartimos un video de animación escrito y dirigido por Roberto de la Puente, que trata sobre la Leyenda de "Yawarpampa, Campo de sangre", con la locución de Augusto Casafranca.



martes, 25 de mayo de 2010

MIERA


En el camino que lleva al sembrado de camotes el negro don Andrés supo que en los últimos días el caporal Basaldúa se había puesto a hablar feas cosas de él. Mientras compraba plantas en el sembrado y llenaba de camotes los serones de su burro, le dijeron lo mismo, Entonces no aguantó más: trepó al burro de un salto y enderezó por un atajo hacia la casa del caporal. Pero ahí le dijeron que se había ido a vigilar unos riegos en la Punta de la Isla y que volvería una semana después. Sin decir nada pero aguantándose, don Andrés regreso rápidamente a su casa, se bajó casi arrojandose del burro, lo dejó plantado con los serones cargados, se metío corriendo en la primera habitación y llamó a su hija mayor:

¡Patora!- los labios se le habían hinchado y parecían pelotas. Saliendo de la habitación contigua, Pastora se presento alarmada.

-Patora, tu que sabe equirbí, hame una cadta pa mandásela hata la Punta e la Isla a ese caporá Basadúa, que nuetá acá y sia ido pallá depié quiabló mal de mí. Yo te vua decí qué vas a poné en er papé.

-Ya, tata, vua traé papé y lápice - dijo la hija. Se metió en los interiores de la casa y poco después regresó.

“Ponle ahí, Patora –dijo don Andrés-, que su boca esuna miera, que su diente esota miera, su palaibra un montón de miera... Miera esa mula que monta. Miera su epuela. Miera su rebenque. Miera el sombreiro con quianda. Miera esa cotumbe e miera diandá mirando tabajo ajeno”... Léemela, Patora, a ve qué fartra.

Cuando la hija acábo de leer, don Andrés tenía un gesto de duda como si ya no confiara del todo en sus propias palabras.

“Oye, Patora –dijo finalmente-, quítale un poco e miera a ese papé”.

Del libro "Monólogo desde las Tinieblas" de Antonio Galvez Ronceros.

miércoles, 19 de mayo de 2010

LA PESTAÑA DEL LOBO


Si no sales al bosque, jamás ocurrirá nada

Y tu vida jamás empezará


-No salga al bosque, no salgas- dijeron ellos.
-¿Por qué no?¿Por qué no tengo que salir al bosque esta noche?- preguntó ella.
-En el bosque habita un enorme lobo que se come a las personas como tú. No salgas al bosque, no salgas por lo que más quieras.

Pero, naturalmente, ella salió al bosque y, como era de esperar, se encontró con el Lobo, tal como le habían advertido.

-¿Lo ves? Ya te lo decíamos- graznaron.
-Eso es mi vida, no un cuento de hadas, zopencos- replicó ella-. Tengo que ir al bosque y encontrarme con el lobo; de lo contrario, mi vida jamás podrá empezar.

Pero el lobo que ella encontró había caído en una trampa, se había quedado la pata prendida en un cepo.

-¡Socorro, auxilio! ¡Ay, ay, ay!- gritaba el lobo-. ¡Socorro, ayúdame y te daré la justa recompensa!- añadió.

Porque eso es lo que hacen los lobos en los cuentos de esta clase.

-¿Y cómo se yo que no me vas a hacer daño?- preguntó ella, pues su misión era hacer preguntas. ¿Cómo se yo que no me matarás y me dejarás reducida a los puros huesos?
-Mala pregunta- dijo el lobo-. Tendrás que confiar en mi palabra.
Y el lobo reaunudó sus aullidos y lamentos.

¡Ay!¡Ay!¡Ay!
sólo hay una pregunta
que merece la pena hacer, hermosa doncella,
¿dóooooooonde está el almaaaaa?

-Oh, lobo, voy a correr el riesgo. ¡Vamos allá!
Abrió la trampa, el lobo sacó la pata y ella la envolvió con hierbas medicinales y plantas.
-Oh, gracias, dulce doncella, mil gracias- dijo el lobo, lanzando un suspiro.
Pero, como había leído demasiados cuentos que no debía, ella exclamó:
-Bueno, ahora ya puedes matarme, anda, terminemos de una vez.
Pero no fue eso lo que ocurrió. En su lugar, el lobo alargó la pata y se la apoyó en el brazo.
-Soy un lobo de otro tiempo y lugar- dijo. Y, arrancándose una pestaña del ojo, se la entrego diciendo-: úsala y procura ser sabia. De ahora en adelante sabrás quién es bueno y quién no lo es tanto. Mira a través de mi ojo y lo verás todo con claridad.

Por dejarme vivir,
te ofrezco vivir
como jamás en tu vida has vivido.
recuerda que sólo hay una pregunta
que merece la pena hacer, hermosa doncella,
¿dóoooonde está el almaaaaaa?

Y así la doncella regresó a la aldea,
alegrándose de estar viva.
Y esta vez cuando ellos le dijeron,
“Quédate aquí y cásate conmigo”,
o “Haz lo que te digo”,
o “Di lo que yo quiero que digas,
pero que todo quede tan en secreto
como el día en que viniste”
la doncella tomó la pestaña del lobo
miró a través de ella
y vio sus motivos
tal como jamás había visto.
Y la vez en que
el carnicero pesó la carne
ella miró a través de la pestaña del lobo
y vio que pesaba también su pulgar.
Y miró al pretendiente
que le decía “Soy el que te conviene”,
y vio que no le convenía para nada.
Y de esta manera y muchas más
se salvó, no de todas
pero sí de muchas desgracias.

Pero, además, con esta nueva visión, no sólo vio al asunto cruel sino que el corazón se le hizo inmensamente grande, pues miraba a las personas y las volvía a calibrar gracias al don que le había otorgado el lobo al que ella había salvado.

Y vio los que eran verdaderamente buenos
y se acercó a ellos,
encontró a su compañero
y permaneció a su lado, todos los días de su vida,
percibió a los valerosos
y se acercó a ellos,
captó a los fieles,
y se unió a ellos,
vio su perplejidad por debajo de la cólera
y se apresuró a disiparla,
vio amor en los ojos de los tímidos
y se inclinó hacia ellos,
vio sufrimiento en los callados
y cortejó su risa,
vio necesidad en el hombre sin palabras
y le habló,
vio fe en lo más hondo de la mujer
que afirmaba no tenerla
y se la volvió a encender con la suya.
Vio todas las cosas
con la pestaña del lobo,
todas las cosas verdaderas
y todas las cosas falsas,
todas las cosas que iban contra la vida
y todas la que iban a favor de la vida,
todas la cosas que sólo pueden verse
a través de los ojos de aquel
que pesa el corazón con el corazón,
y no sólo con la mente.

Así descubrió que era cierto lo que dicen, que el lobo es la más sabia de las criaturas. Si prestas atención, el lobo cuando aúlla hace siempre la pregunta más importante, no dónde está el alimento más próximo, la pelea más próxima o la danza más próxima,

sino la pregunta más importante
para ver dentro y detrás,
para sopesar el valor de todo lo que vive,
¿dóooooooonde estáaaaaaaa el almaaaa?
¿Dónde está el alma?
¿Dónde esté el alma?

Sal al bosque, sal enseguida. Si no sales al bosque,
jamás ocurrirá nada y tu vida no empezará jamás.
Sal al bosque,
sal enseguida.
Sal al bosque,
sal enseguida.

Selección de “La pestaña del lobo”, poema original en prosa de C.P. Estés, 1970, de Rowing Songs for the Night Sea Journey, Contemporary Chants.

miércoles, 12 de mayo de 2010

HISTORIA TRÁGICA CON FINAL FELIZ


Este corto es la tierna historia de una niña diferente con un corazón fuerte y vigoroso... veanlo les va gustar!!

Corto de Regina Pessoa, 1969. "Historia trágica con final feliz" es su segundo corto que anima y dirige en el 2005, este proyecto gano tres premios en Annecy “Espace Projects” 2001; y ganó 26 premios entre ellos: Premio Especial del Jurado Cinanima 2005, el CNC 2006 Calidad, el premio a la Mejor Animación en el Granada 2006, el Premio Especial del Jurado en Anifest Trebon 2006, el Gran Premio de SICAF 2006, el Gran Premio de Annecy 2006, Lo mejor del Premio de la sección en Melbourne 2006, nominada para el Cartoon d'Or 2006 - Europa, El Especial del Jurado Internacional del Premio Hiroshima 2006, el Gran Premio de Mecal 2006 y un premio en AniMadrid 2006.


domingo, 9 de mayo de 2010

FELIZ DÍA DE LA MADRE PERUANA

DÍA DE LA MADRE
De Nicomendes Santa Cruz Gamarra.

ESTE DOMINGO DE MAYO
VERGÜENZA DEBIERA DARME,
marcar un día del año
para querer a la madre.
Tomar del día una hora,
dela hora unos instantes,
y con un RAMO DE FLORES,
y UNOS VERSOS MISERABLES,
y CON UN BESO EN LA FRENTE
CREER PAGAR...LO IMPAGABLE

ESTE DOMINGO DE MAYO
VERGÜENZA DEBIERA DARME...

que haya un "Día del la Raza"
lo acepto, por segregarme,
como acepto, sin disfraz,
Un "Día de Carnavales";
y acepto el "Día del Indio",
y acepto el "Día del Padre";
y...hasta el "Día del Idioma"
en memoria de Cervantes.
PERO ME APENA QUE EXISTA
SÓLO UN "DÍA DE LA MADRE",
CUANDO TODA UNA EXISTENCIA
NO BASTA PARA ADORARLE;

ESTE DOMINGO DE MAYO...
VERGÜENZA DEBIERA DARME...

Deben haberlo creado
para esos pobres hogares
donde el amor lo recuerda
lo rojo, del almanaque,
o, quizá, para eso hijos
que acarician...con postales,
A LA QUE LES DIO LA VIDA,
CON LLANTO,SUDOR Y SANGRE.

MARCAR DEL DÍA...UNA HORA;
PREMEDITAR EL INSTANTE;
TOMAR DEL AÑO...UN MINUTO,
PARA QUERER A LA MADRE;
ESTE DOMINGO DE MAYO,
VERGÜENZA...DEBIERA DARME.


viernes, 7 de mayo de 2010

¡Arre, borrico! Quien nació para pobre no ha de ser rico

Texto extraído del libro "Tradiciones Peruanas" de Ricardo Palma
Quinta serie

Unos dicen que fue en Potosí y otros en Lima donde tuvo origen este popular refrán. Sea de ello lo que fuere, ahí va tal como me lo contaron.

Por los años de 1630 había en la provincia de Huarochirí (voz que significa calzones para el frío, pues el inca que conquistó esos pueblos pidió semejante abrigo) un indio poseedor de una recua de burros con los que hacía frecuentes viajes a Lima, trayendo papas y quesos para vender en el mercado.

En uno de sus viajes encontrose una piedra que era rosicler o plata maciza. Trájola a Lima, enseñola a varios españoles, y éstos, maravillados de la riqueza de la piedra, hicieron mil agasajos y propuestas al indio para que les revelase su secreto. Éste se puso retrechero y se obstinó en no decir dónde se encontraba la mina de que el azar lo había hecho descubridor.

Vuelto a su pueblo, el gobernador, que era un mestizo muy ladino y compadre del indio, le armó la zancadilla.

-Mira, compadre -le dijo,- tú no puedes trabajar la mina sin que los viracochas te maten para quitártela. Denunciémosla entre los dos, que conmigo vas seguro, pues soy autoridad y amigos tengo en palacio.

Tanta era la confianza del indio en la lealtad del compadre, que aceptó el partido; pero como el infeliz no sabía leer ni escribir, encargose el mestizo de organizar el expediente, haciéndole creer como artículo de fe que en los decretos de amparo y posesión figuraba el nombre de ambos socios.

Así las cosas, amaneció un día el gobernador con gana de adueñarse del tesoro y le dio un puntapié al indio. Este llevó su queja por todas partes sin encontrar valedores; porque el mestizo se defendía exhibiendo títulos en los que, según hemos dicho, sólo él resultaba propietario. El pastel había sido bien amasado, que el gobernador era uno de aquellos pícaros que no dejan resquicio ni callejuela por donde ser atrapados. Era de los que bailan un trompo en la uña y luego dicen que es bromo y no pajita.

Como último recurso aconsejaron almas piadosas al tan traidoramente despojado que se apersonase con su querella ante el virrey del Perú, que lo era entonces el señor conde de Chinchón; y una mañana, apeándose del burro, que dejó en la puerta de palacio, colose nuestro indio por los corredores de la casa de gobierno, y como «quien boca tiene a Roma llega», encamináronlo hasta avistarse con su excelencia, que a la sazón se encontraba en el jardinillo, acompañado de su esposa.

Expuso ante él su queja y el virrey lo oyó media hora sin interrumpirlo, silencio que el indio creía de buen agüero. Al fin el conde le dio la estocada de muerte, diciéndole: que aunque en la conciencia pública estaba que el mestizo lo había burlado, no había forma legal para despejar a éste, que comprobaba su derecho con documentos en regla. Y terminó el virrey despidiéndole cariñosamente con estas palabras:

-Resígnate, hijo, y vote con la música a otra parte.

Apurado este desengaño, retirose mohíno el querellante, montó en su asno, y espoleándolo con los talones, exclamó:

«¡Arre, borrico! Quien nació para pobre no ha de ser rico».

sábado, 1 de mayo de 2010

AFROPALABRAAAAAA


Se viene el Afropalabra y Wawaqutu estará allí. No se pueden perder este evento que promete ponerte en ritmo, así que este miercoles 5 de mayo, alista todo para que llegues a las 7 de la noche a la casa de Flora Tristan y cojas tu asiento porque el que se queda, pierde.

Y lo mejor es que ¡¡¡GRATIS!!!

BARAKIKEÑO Y EL PAVO REAL
De Teresa Cárdenas

Agueni, el pavo real, era una criatura preciada: sólo en su amplio y desplegado plumaje podía preciarse el principio y el fin del universo. Olofi, el Creador de Todo lo que Vive y Muere, lo había construido con sus propias manos, amorosamente, dibujando cada porción de su cuerpo con extremo cuidado y delicadeza. Debido a tanto esmero, el pavo real había quedado realmente hermoso.
Todos admiraban la perfección de sus formas, y la intensidad y profusión de sus colores. Pero algunos no resistían que fuera el predilecto del Creador que, extasiado con su pájaro mágico, desatendía al resto de las criaturas.
Al pavo real, en cambio, nada le faltaba. En apariencia tenía lo que deseaba para ser feliz. Todos sus deseos eran hechos realidad en el acto.
En alguna ocasión, para probar a Olofi, le dijo:
- Babá, quiero pantanos en tu palacio.
El Creador era pulcro, meticuloso en sus costumbres. Las cosas a su alrededor debía permanecer en un orden equilibrado, perfecto. Sus ropas se mantenían escrupulosamente limpias y alisadas. Desde los cauris de su trono hasta las doscientas plumas de su corona, todo era inmaculado, casto, puro. Incluso el suelo de su palacio estaba cubierto por los vellones más albos y suaves del árbol del algodón. Sin embargo, atento al capricho de su Agueni, no dudo un instante en complacerlo.
De un gesto, hizo inundar con enormes cenagales la superficie tersa y transparente de su morada. Enjambres de moscones, mosquitos y otros insectos surcaron el aire zumbando furiosamente. El ambiente acrisolado, que parecía envolverlo todo, se ennegreció como la tierra pantanosa del fondo de las lagunas. Flores de color lúgubre esparcieron sus pestilencias por los aposentos del palacio. Todo era pútrido, inmundo, nauseabundo.
Halagado, Agueni sonrió: sólo con pedirlo, podía obtener lo que quisiera de Olofi.
Lo único que no se le concedía era la libertad. Debía permanecer encerrado en palacio, lejos del sol y los demás seres vivientes. Y jamás, ni siquiera en sueños, podía abrir sus prodigiosas plumas ante otro que no fuera el Creador. De hacerlo, le costaría la vida.
A menudo, Agueni le preguntaba:
- ¿Por qué no me liberas, Babá?
Pero Olofi nunca le respondía. No se le ocurría que su ave dorada saliera con las demás criaturas. Temía perderla para siempre.
Un día en que Olofi deseó conocer el futuro del Hombre, criatura a la que había diseñado poco tiempo atrás, llamó al pavo real para consultar su plumaje profético. Pero este no acudió. Confuso, lo buscó por los pasillos y aposentos. Al no encontrarlo, envió de urgencia un ejército de zunzunes para que exploraran el Reino de la Nubes. Otro de delfines para escudriñar el fondo de los mares. Y un tercero de reptiles y caracoles hacia los bosques y el mundo subterráneo.
Fue inútil. Los ejércitos regresaron días después, extenuados por el cansancio y sin noticias de Agueni.
Tristísimo, el Creador no atinaba cómo seguir adelante. En cuanto Olorun, el Sol, despuntaba en el horizonte, corría al aposento vacío de Agueni y permanecía allí, en silencio, esperando angustiado su regreso hasta que Irawo, la estrella más reluciente, traía de vuelta la noche. Sólo entonces, afiebrado y susurrante, Olofi regresaba dando tumbos a su alcoba, donde terribles pesadillas le impedían descansar como necesitaba.
A la mañana siguiente, todo volvía a repetirse. Y a la otra, y a la otra. Hasta que el Creador enfermó tan gravemente que no pudo levantarse de su lecho.
Fuera del palacio, la evolución de la Tierra se detuvo. Por doquier abundaban las cosas a medio hacer: a los árboles no les crecían las ramas ni flores; los frutos aún no tenían sabores ni formas definidos; de los ríos sólo eran visibles los lechos pedregosos y húmedos; las criaturas vivientes, sin extremidades ni sonrisas, parecían graves esperpentos al borde de los caminos.
La Creación sufría el abandono de su hacedor. Olofi, demacrado, y sin fuerzas para reaccionar, se estaba convirtiendo en el destructor de un universo que él había construido para glorificar la belleza de la vida.
Y ahora que no podía ver el futuro, ¿qué pasaría?- se preguntaban todos con inquietud-. ¿Terminaría de inventar las criaturas que habitaban sólo en sus sueños o sería el fin de la Creación?
Mientras el desconcierto y la intranquilidad dominaban la Tierra, el Creador seguía debilitándose en su palacio remoto, sin esperanza ni consuelo.
El rumor de la desaparición del ave mágica corrió rápidamente por los caminos y llegó a Barakikeño, el Cazador, en lo profundo de la floresta donde habitaba.
Barakikeño tenía cuerpo de anciano y rostro de niño. Se alimentaba de frutas y poseía un colorido garabato con el que apartaba las ramas cuando se internaba en la espesura.
Al enterarse de la desaparición de Agueni, el niño-anciano fue a ver al Creador. Pero como estaba sucio, desarreglado, con el pelo rizado lleno de ramas y polvo de los senderos, no lo dejaron pasar al palacio. Parecía un mendigo.
Entonces, Barakikeño hizo uso de sus poderes y, convertido en un ratón, logró traspasar las enormes puertas del castillo. Frente a la alcoba del Creador encontró una aglomeración de hechiceros, adivinos y agoreros. Pero estos, en vez de ocuparse en unir sus artes para curar la melancolía de Olofi, discutían y rivalizaban entre sí para hacer valer sus profecías y hechizos.
- ¡Haré un pavo real de agua y espuma! ¡Será mucho más hermoso que Agueni! – Decía el Hechicero de los Océanos agitando su iruke de conchas marinas.
- ¡No será tan bello como el mío! – replicaba el Adivino del Desierto -. ¡Salvaré a Olofi con cientos de pájaros de arena!
- ¿Qué dicen? – replicó el Agorero del fuego -. Sus pájaros no salvarán a Babá. En cambio yo, con mi habilidad haré un pavo real que tendrá el resplandor de un relámpago. Mi pájaro despertará finalmente a Olofi.
Y así, sin ponerse de acuerdo, todos se vanagloriaban de ser excelentes magos, mientras que en el interior del aposento, el Creador seguía agonizando.
Barakikeño, aún de ratón, recorrió el palacio en busca de alguna huella de Agueni. Pero ni en los rincones ni en los pasillos, ni en los numerosos jardines y pequeños lagos, ni en las fuentes de agua límpida y dulce, ni en las restantes habitaciones había nada.
Entonces, decidió entrar al aposento de Olofi. Era el único sitio que faltaba por revisar. Pero ¿cómo hacerlo? Tras las puertas, como estatuas vivientes, permanecían siete sirenas guerreras – siempre vigilantes- con los ojos de fuego y hielo que pulverizaban a quienes miraran. Y no sólo eso: alrededor de Olofi brillaba una aureola que lo cubría completo y lo hacía inaccesible.
Resuelto a ayudar al Creador a pesar del peligro, Barakikeño se mostró tal como era ante los magos y, para evitar que estos lo fulminaran con alguna de sus maldiciones, rayos o encantamientos, chifló tan fuerte que deshizo sus enigmáticos bastones. Los magos, temiendo se atacados por espíritus malignos, huyeron en desbandada.
El niño-anciano, seguro de sí, se dirigió al aposento de Olofi y empujando suavemente las puertas, logró que estas se abrieran de par en par.
De inmediato, blandiendo sus arcos y flechas, las sirenas guerreras agitaron con ferocidad sus colas en el aire. Pero el osado visitante no las miró y, girando vertiginosamente su garabato lleno de cascabeles y cintas de colores, avanzó en dirección al Creador.
- ¿Qué buscas, Barakikeño? ¿Por qué entras en mi aposento? – dijo Olofi, y las sirenas, de súbito, se volvieron a convertirse en estatuas.
- ¡Busco al pavo real! ¡Sólo tú puedes tenerlo!- le respondió decidido el Cazador.
- ¿Qué dices? ¿Acaso ignoras que mandé a buscarlo por toda la Creación? ¡Agueni era mi más preciada criatura!
- Lo sé. De tanto quererlo, le has impedido ser él mismo. Tu egoísmo ha maltrecho su deseo de volar, y pronto, si no lo liberas, se convertirá en la criatura más triste de tu reino- afirmó Barakikeño.
El Creador miró airado al niño-anciano.
- ¡Insolente! ¿Olvidas quién soy?
- Babá, sólo quiero ayudarte a encontrar a Agueni.
- ¿Y qué puedes hacer tú, que eres arrugado como un viejo y pequeño como un niño? ¿De qué manera conseguirás ayudarme cuando tienes tantas imperfecciones?
Entonces, apuntando con su garabato al Creador de Todo lo que Vive y Muere, Barakikeño exclamó con én-fasis:
- ¡Guali, ajuani Agueni, guali!
El tintineo de los cascabeles estremeció a Olofi de pies a cabeza, su aureola se deshizo. De súbito, el pavo real mágico emergió de su pecho como de una nube.
Ya en el suelo, Agueni, atontado, sacudió sus alas y abrió su cola esplendorosa.
Asombrado, el Creador tuvo que reconocer las virtudes de Barakikeño.
- Sin duda ¡eres la más sabia de mis criaturas! Has visto lo que ni siquiera yo pude descifrar. Desde ahora cuidaré las puertas de mi palacio y serás mi mensajero. Nadie podrá ofenderte ni desobedecerte, porque cuando hables serán mis palabras las que se escuchen. Vivirás en mi palacio o en el monte, donde desees. Y aunque haya otras criaturas más grandes y poderosas, tú serás el primero de todos. Tu astucia y valor se han ganado este privilegio. En cuanto a Agueni, ¡lo dejaré libre! Me has hecho comprender que las criaturas libres son siempre más hermosas que las que no pueden decidir su destino.
Fue así que el pavo real obtuvo su linaje y, aunque Olofi le hizo perder su condición mágica de predecir el futuro, lo elogiaron en todas partes como lo que era: el ave más hermosa de la Creación.
Por su parte, Barakikeño, el Cazador, permaneció durante muchos años protegiendo las puertas del palacio de Olofi hasta que un día decidió regresar al monte.
Dicen que sus cascabeles aún se oyen, sobre todo cuando alguien se siente atrapado o triste, pues sólo él, con su prodigioso garabato, consigue descubrir lo que hay oculto en el corazón de cada criatura.
Dibujo en Photoshop de Aixa